¿Cómo hemos llegado al camino de la Sanación? Seguro que hay una historia detrás de cada uno de nosotros.
Personalmente, en el punto en el que me encuentro ahora mismo, no hago más que plantearme preguntas. Algunas encuentran respuestas, otras encuentran más preguntas. ¿Tenemos que sanar? ¿Tan enfermos estamos? Enfocamos la atención en sanar una enfermedad; la mayoría de las terapias van dirigidas a ello.
¿Qué tal utilizar la terapias para ser mejores personas? Para avanzar en el camino de la excelencia.
¿Qué tal utilizar las terapias energéticas para disfrutar de re-conocernos, como si estuviésemos en un juego? Como el que juega a los Slims en su granja, pero en lugar de usar un videojuego a través de IA o una APP, tirando del hilo a través de Reiki, de meditaciones, buscándonos en vidas pasadas, encontrándonos en momentos pasados de esta vida con todas nuestras inteligencias naturales y mucha intuición.
¿Qué tal si conectamos con nuestro Yo Superior para que nos dicte el mejor libro de nuestras vidas?
Si tuviese la posibilidad de redefinir una palabra, elegiría Terapia y le daría un significado como «Camino de perfección». Vaya, me ha quedado muy místico teresiano. Para beneficiarnos de las energías no hace falta estar enfermo, hace falta querer estar mejor, nada más.
En tiempos de sobre estimulación, hemos de reivindicar el «no hacer nada» como forma de ocio, así podremos escuchar a nuestra propia voz interior. Vamos a permitirnos jugar con nuestros niños y niñas interiores; con nuestras luces y con nuestras sombras. Volvamos a pasar por el camino lleno de barro sin miedo a mancharnos, ni a salpicar. Sintamos plenamente nuestra intuición para que podamos llegar a nuestros mejores destinos.
Se ponen de moda palabras, formas de actuar, se banaliza lo sacro hasta el punto de hacer de un oficio sagrado, sacro oficio, un sacrificio… y no se trata de hacer sacrificios.
Podemos elegir tantas formas de desarrollo personal que se podría hacer un hipermercado donde cada quien tenga su espacio, su púlpito, desde el cual gritar las bondades de nuestras terapias, pero siempre habrá un discreto sabio en una cueva que esté esperando a que llegue el gran alumno con el que poder seguir aprendiendo, prendiendo la llama del conocimiento desde el silencio interior; del interior de nuestra cueva que se forma por el sacro oficio de vivir en presencia, sea cual sea la terapia que ofrezcamos.
La vida de uno da sentido a la vida del prójimo por lo tanto vivir es, en sí mismo, un propósito de vida. Tomar conciencia de nuestro propósito de vida convierte a la propia vida es una gran terapia de energía pura de amor incondicional, es decir, Reiki en acción.
¿Hacen falta más argumentos para aceptar el gran regalo que se nos ha dado? Aceptemos con gratitud este presente.
Gracias
Jose Mª Escudero Ramos
Maestro ASR
Autor de Semillas de Reiki, El vendedor de Semillas y Somos Gotas de Agua